La invasión de conejos silvestres había originado una batalla judicial en Ushuaia que este jueves sumó un capítulo más. El Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) apeló el fallo del juez Federal Federico Calvete, que prohibe la matanza de una colonia de conejos con gas fosfina para mitigar los “daños ambientales” ocasionados por la especie.
La decisión de erradicar una plaga de esos animales por parte del Centro Austral de Investigaciones Científicas (Cadic), organismo dependiente del Conicet con sede en esa provincia, había despertado el enojo de entidades protectoras de los animales, a cuyo reclamo el juez le hizo lugar prohibiendo tal exterminio.
Ahora el Conicet anunció que apeló el fallo por el que el magistrado había prohibido las medidas de control poblacional de los conejos que iba a implementar el Cadic, y aprobó un “plan alternativo” presentado por las asociaciones protectoras de animales, consistente en la captura de los ejemplares, su esterilización y traslado a un predio particular.
De esa manera, Calvete hizo lugar el 7 de julio a una medida cautelar presentada por la Asociación de Funcionarios y Abogados para la Defensa de los Animales (Afada) y la Asociación de Amigos del Reino Animal Fueguino (Araf).
El juez convocó a una audiencia a representantes de todos los organismos públicos involucrados (el gobierno provincial, el municipio y el Cadic) para que se pongan de acuerdo en la implementación de ese plan.
Sin embargo, el Conicet “rechazó” los términos de la sentencia, tras considerar que incurre en “errores procedimentales, técnicos y legales”, y desconoce “argumentos científicos aceptados a nivel mundial por organismos académicos, gubernamentales y ambientales”.
Según el organismo científico, el conejo es una especie exótica invasora “en todas las regiones en las que se encuentra, a excepción de Europa, de donde es originario”, mientras que la presencia del “Conejo de Castilla” en Tierra del Fuego, así como en el resto de los lugares que invade, “produce daños que pueden ser irreversibles en los ecosistemas nativos”, asevera un comunicado distribuido a la prensa.
“Como sociedad debemos preguntarnos: ¿Estamos dispuestos a asumir el riesgo de perder nuestra característica vegetación?, ¿Estamos dispuestos, además, a resignar nuestro legado cultural, los valores simbólicos de nuestros originarios y la fertilidad de nuestras tierras?”, se pregunta el Conicet en referencia a que los conejos también destruyen restos arqueológicos existentes en la península de Ushuaia.